De Moscú a Bombay: el juego de poder geopolítico determina el futuro del corredor

¿Es el Corredor Internacional de Transporte Norte-Sur (INSTC) aún demasiado joven para determinar su desarrollo? Aunque el corredor lleva más de un año en el candelero, aún se enfrenta a ciertas limitaciones que afectan a su establecimiento y crecimiento. Aparte de los cuellos de botella prácticos de la infraestructura, la política a escala regional y mundial marcará significativamente su futuro.

No sería exagerado decir que el INSTC empezó como un sueño descabellado para conectar Europa con la India a través de un corredor terrestre que atravesaría Rusia, Azerbaiyán, Armenia e Irán. Sin embargo, su importancia se disparó después de que Rusia empezara a buscar nuevas rutas comerciales y de transporte tras las sanciones occidentales de 2022.

Como resultado, el INSTC se convirtió en un importante avance para Rusia en un intento de conectar con la economía india. A cambio, India esperaba encontrar una nueva vía para llegar a Europa, un escenario que ya no parece realista dentro del actual régimen de sanciones. Por otro lado, el resto de Estados, Irán, Azerbaiyán y Armenia, vieron en el INSTC una oportunidad para conectar con los mercados y la economía mundiales. Especialmente para el también sancionado Irán, el corredor parecía una puerta para escapar de varios años de aislamiento.

Todo se desarrolló rápidamente durante algunos meses, especialmente después del verano de 2022, cuando Rusia se volcó de lleno en la región. Sin embargo, ahora las cosas están estancadas. Los conflictos regionales entre Irán y Azerbaiyán ponen en peligro la viabilidad del corredor, mientras que Armenia ya no es el socio preferido de Rusia.

Por consiguiente, corresponde a los principales socios del proyecto, como Rusia e India, determinar cómo se desarrollarán las cosas según sus planes económicos y políticos. China tampoco debe excluirse de la ecuación, ya que no hay que pasar por alto el papel que adquiere gradualmente en la región, por ejemplo, al restablecer las conversaciones bilaterales entre Irán y Arabia Saudí.

Obras de construcción de un ferrocarril en Irán. Imagen: Pixabay. © Javad Esmaeili
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Un acuerdo muy esperado

Las últimas conversaciones bilaterales entre Rusia e Irán prevén la firma de un acuerdo para facilitar la construcción del ferrocarril Rasht-Astara, que prácticamente unirá las redes ferroviarias rusa e iraní a través de Azerbaiyán. Abbas Khatibi, viceministro iraní de Transporte y Desarrollo Urbano, declaró recientemente a los medios de comunicación iraníes que el INSTC es el corredor más importante de Irán y que la construcción del ferrocarril Rasht-Astara es una prioridad absoluta.

Además, afirmó que el acuerdo se firmará el 21 de mayo a más tardar, lo que significa que a partir de esa fecha se habrán establecido los requisitos financieros previos para la construcción de la línea, y las obras podrían comenzar prácticamente. Sin embargo, no es la primera vez que llegan noticias de este tipo desde Irán. La construcción de la línea férrea Rasht-Astara aparece de vez en cuando en los titulares sin resultados concretos. Si finalmente se realizará esta vez, se determinará en la fecha asignada.

Tensiones entre Irán y Azerbaiyán

Un factor que Rusia podría no haber tenido en cuenta hasta ahora es la tensión creciente en las relaciones bilaterales entre sus dos socios: Irán y Azerbaiyán. Ambos Estados han entrado en una serie de desafíos mutuos a través de las maniobras militares iraníes a través de la frontera con Azerbaiyán y la apertura de la embajada de Azerbaiyán en Israel, algo inaceptable para su país vecino.

Sin embargo, también surgen tensiones en torno a los territorios noroccidentales de Irán, fronterizos con Azerbaiyán y que acogen a poblaciones azerbaiyanas. El discurso entre los dos Estados es bastante acalorado, y ambas partes intercambian amenazas de guerra para legitimar su autoridad sobre esta zona y sus residentes. Los analistas políticos y de seguridad han gastado toneladas de tinta analizando si un conflicto armado entre ambos podría convertirse pronto en realidad. Todos parecen coincidir en que los intereses en juego en la región probablemente impedirían una guerra a gran escala.

Ferrocarriles iraníes. Imagen: Pixabay. Javad Esmaeili
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Los tres grandes actores

Los intereses financieros y de seguridad de los tres principales actores de la región son demasiado altos para permitir que se desencadene un conflicto en el corazón del INSTC. Rusia, China e India tienen mucho más que perder que ganar si Irán y Azerbaiyán optan por un choque frontal.

Para Rusia, un acontecimiento así supondría un cambio de planes, ya que sus socios del INSTC no serían tan buenos socios después de todo. Probablemente tendría dos opciones: intervenir y evitar un conflicto o, si éste se produce, elegir un bando. Dado que las conversaciones con Irán están en curso y sólo falta Azerbaiyán para ratificar un posible acuerdo para el ferrocarril Rasht-Astara, Rusia podría optar por desarrollar el INSTC a través de Irán con un enfoque multimodal, por ejemplo, mediante enlaces directos con el mar Caspio. No obstante, parece más lógico que evite este punto muerto.

Por otro lado, China también podría contribuir a ello. Su éxito en la reanudación de las conversaciones entre los antiguos rivales, Irán y Arabia Saudí, demuestra que su influencia y los incentivos financieros que la acompañan son cada vez mayores. Nada parece poder impedir que China intervenga de nuevo y resuelva esta tensión por medios diplomáticos en ayuda de su íntima amiga Rusia.

Por último, India, que también perdería mucho si el INSTC prácticamente colapsara, ya se está desarrollando como un actor político global relevante. El país ya está cooperando con Rusia a lo largo del INSTC poniendo en marcha proyectos de logística inteligente para facilitar el tráfico en el corredor. Al mismo tiempo, al tener una buena relación con Estados Unidos y con el bloque rival de China y Rusia, los analistas afirman que India también podría contribuir al alto el fuego en Ucrania. Por consiguiente, si pudiera influir en ese desarrollo, se reducirían al mínimo las posibilidades de permitir que se desencadenara un conflicto en su vecindad.

Al final, la principal conclusión de este análisis es que, independientemente de los factores o razones, el INSTC no se desarrollará tan rápidamente como se esperaba. De hecho, el corredor es muy joven y todas las partes deben tomar medidas para establecerlo como una ruta de transporte viable. Incluso si las tensiones disminuyen y la guerra en Ucrania termina, habrá que superar otras cuestiones técnicas como las sanciones a Irán.

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Este artículo ha sido traducido automáticamente del original en inglés al español.

Autor/a Nikos Papatolios

Fuente: RailFreight.com