Puente de intereses e infraestructuras entre Azerbaiyán e Irán en beneficio del INSTC
La inestabilidad geopolítica en la zona del Cáucaso no parece obstaculizar el desarrollo de las relaciones entre Irán y Azerbaiyán. Al contrario, parece fortalecerlas. Los dos países también se han encontrado en conflicto; sin embargo, actualmente se centran en las sinergias y quieren aprovechar la oportunidad del cambio del statu quo geopolítico en su vecindad y utilizarlo para el desarrollo económico y comercial. En la agenda figuran nuevas líneas ferroviarias, terminales de carga y la reactivación del corredor internacional de transporte Norte-Sur.
La anexión de Nagorno-Karabaj, por traumática que pueda resultar para las poblaciones armenias, parece aportar estabilidad a las relaciones de Azerbaiyán e Irán, que ahora se comprometen a desarrollar conjuntamente infraestructuras de transporte y corredores compartidos en el contexto del INSTC.
El ministro iraní de Carreteras y Desarrollo Urbano, Mehrdad Bazrpash, se reunió a finales de la semana pasada con el viceprimer ministro azerbaiyano, Shahin Mustafayev, y ya han adelantado algunas inversiones que podrían cambiar las perspectivas de transporte del Cáucaso y del INSTC, incluidas Rusia e India.
Nuevo puente ferroviario
La reunión bilateral produjo algunas noticias dignas de mención en materia de transporte. En concreto, los dos países desvelaron sus planes para construir infraestructuras viarias y ferroviarias que unan Azerbaiyán con su exclave de Nakhchivan a través de Irán. El proyecto incluirá la construcción de un puente de carretera que se espera esté operativo en dos meses. Y lo que es más importante, incluirá la construcción de un puente ferroviario que unirá Nakhchivan con la infraestructura ferroviaria iraní.
A partir de ahí, se construirá una nueva línea que conectará Najicheván con el territorio continental azerbaiyano de forma integral. Este proyecto se convertirá en una ruta alternativa al llamado Corredor de Zangezur, que atraviesa el territorio continental de Azerbaiyán, Armenia y Nakhchivan y cuyo desarrollo es actualmente inviable dadas las luchas geopolíticas entre Armenia y Azerbaiyán.
La terminal de Astara
Además, las dos partes hablaron de la construcción de una terminal de carga en Astara, punto de unión de Irán y Azerbaiyán a orillas del mar Caspio. Se espera que la terminal facilite cinco millones de toneladas de carga al año y se convierta en un centro para el tráfico transfronterizo dentro del INSTC. Durante su conversación, Bazrpash y Mustafayev subrayaron que harán todo lo posible para completar la construcción de la terminal lo antes posible.
Sin ferrocarril a Astara
Sin embargo, la construcción de la terminal de Astara sin una línea ferroviaria funcional que se extienda desde la frontera hasta Irán es cuestionable. Irán y Rusia acordaron el pasado mes de mayo que la construcción de la línea ferroviaria Rasht-Astara, un eslabón crítico que falta para el INSTC, será financiada parcialmente por Rusia. No está claro si Rusia contribuirá también a nivel técnico y de ejecución aportando materiales, personal y conocimientos técnicos. Sin embargo, se ha dado un paso sustancial para colmar las lagunas en materia de infraestructuras, aunque sin un calendario claro.
Existe la posibilidad de que el desarrollo de la terminal, si se inicia antes de la construcción del enlace Rasht-Astara, agilice también el desarrollo de la línea ferroviaria y viceversa. Lo que venga primero complementará a lo otro, eso es seguro. La cuestión es hasta qué punto están comprometidos los socios de la región para que esto ocurra y si persistirán a pesar de sus diferencias políticas y geopolíticas.
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