Argentina recurre a China para adquirir material rodante, construir ferrocarriles e invertir en yuanes
El Ministerio de Transportes argentino se esfuerza por conseguir inversiones chinas en vagones de pasajeros y mercancías y por iniciar obras de infraestructura ferroviaria por valor de 862 millones de dólares. Al mismo tiempo, Argentina busca fórmulas para posibilitar las inversiones directas chinas en yuanes, acelerar la financiación de los proyectos y aumentar la influencia china en Sudamérica.
En los últimos días, funcionarios argentinos y chinos han mantenido reuniones para abordar temas relacionados con el transporte ferroviario. En concreto, el ministro de Transporte argentino, Diego Giuliano, se ha reunido con las empresas chinas CITIC Construction (CITIC) y China Machinery Engineering Corporation (CMEC) para tratar dos inversiones diferentes.
Con CITIC, el tema de discusión versó sobre contratos desde 2014 para el suministro de vagones de pasajeros y mercancías, así como el establecimiento de un taller de locomotoras en Argentina por parte de la empresa china.
Por otro lado, con CEMEC, Giuliano discutió la posibilidad de destrabar otro contrato más antiguo de 2006 relativo a la puesta en marcha de obras ferroviarias que costarán 862 millones de dólares. Sin embargo, el ministro no especificó a qué obras se refieren; en cualquier caso, se trata de una inversión considerablemente importante.
Socios estratégicos de primer orden
A la voluntad de Argentina de reavivar las relaciones de inversión en infraestructuras con China en el contexto del proyecto BRI se suma el plan del país de convertirse en uno de los socios estratégicos de China a escala mundial. «Estamos trabajando en un acuerdo de cooperación para lograrlo», comentó Giuliano.
El camino para mejorar las relaciones comerciales con China es sencillo para Argentina. El país quiere que China invierta directamente en su economía, utilizando su moneda, el yuan.
De este modo, el país pretende, por un lado, acelerar las inversiones en infraestructuras pendientes y, por otro, abrir el camino a más en el futuro.
El hecho de que la influencia de China en América Latina y del Sur sea cada vez mayor, desplazando a Estados Unidos y Europa como socios comerciales y de inversión, no es nuevo. 21 de los 33 países latinoamericanos forman parte de la BRI de China, y Argentina es una de las últimas incorporaciones.
Como consecuencia de la creciente influencia de China en la región, un documento filtrado del Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE) advertía el año pasado de que la UE debía tomar medidas inmediatas para restaurar su influencia regional lanzando más inversiones.
Sin embargo, esto no parece obstaculizar el fortalecimiento de los lazos entre China y Estados regionales como Argentina, ya que ambos se benefician de ello: el primero por el acceso a recursos naturales y materias primas y el asentamiento de su posición internacional, y el segundo por los flujos de dinero que ayudan a su economía a recuperarse y desarrollarse.
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