El tren Estambul-Teherán-Islamabad nunca fue viable
Se arroja nueva luz sobre el caso del tren Estambul-Teherán-Islamabad. El servicio, que prometía mucho pero nunca llegó a realizarse, parece que nunca fue factible, y si hay alguien a quien culpar, ésas son las sanciones de Estados Unidos a Irán.
Aasim Siddiqui, presidente de la Asociación de Transporte de Mercancías de Pakistán, lo reveló en una entrevista exclusiva con Huilin Shi, editor de nuestra publicación hermana RailFreight.cn. Dijo que hubo varios intentos por parte de los gobiernos turco y pakistaní de poner en marcha el servicio, pero nunca se hizo por dos razones: en primer lugar, los volúmenes de carga entre Turquía y Pakistán son insuficientes para mantener un servicio regular de trenes. En segundo lugar, el gobierno pakistaní nunca estuvo muy interesado en poner en marcha un servicio de este tipo debido a las sanciones impuestas por Estados Unidos a Irán.
Como subrayó Siddiqui, Irán es actualmente un eslabón perdido en el corredor, y Pakistán no puede comerciar con él ni en dinero ni en carga. En consecuencia, no hay garantía ni seguridad financiera para la carga transportada.Railfreight.com informó de la situación a principios de junio, cuando los cargadores se quejaron del continuo aplazamiento del servicio, y Haroon Brothers & Co, los transitarios oficiales de los Ferrocarriles de Pakistán, explicaron que el problema no es responsabilidad suya, ya que es político.
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El levantamiento de las sanciones, única solución
Rusia también está intentando poner en marcha enlaces ferroviarios con Irán. Sin embargo, se enfrenta exactamente a los mismos problemas. Para Siddiqui, la única solución reside en la cooperación de los gobiernos estadounidense e iraní, que podría conducir a un levantamiento de las sanciones. Esa es la única manera de situar a Irán en el mapa del transporte ferroviario de Asia Central.
El resto es fácil de conseguir. «La cooperación entre los gobiernos ya existe, y el desarrollo de la infraestructura seguirá rápidamente. El mercado está interesado en la ruta, y en cuanto haya una solución política, será fácil promoverla», concluyó Siddiqui.
¿Por qué se anunció el servicio en primer lugar?
Los rumores sobre la reactivación del servicio empezaron a surgir en enero de este año. La crisis de Covid-19 y la subida vertiginosa de los precios de los fletes aéreos y marítimos hicieron que el proyecto -aplazado durante más de una década- pareciera tentador. Las partes implicadas anunciaron que la primera salida tendría lugar el 4 de marzo. Sin embargo, y tras múltiples cambios de fechas, la ansiada salida nunca llegó.
Un cargador denunció concretamente que había sufrido pérdidas económicas debido a los retrasos, ya que confiaba en el servicio para transportar su carga. Se plantea una cuestión crítica: ¿estaba claro desde el principio de las negociaciones que el servicio no era viable al 100% y que las partes implicadas estaban examinando sus opciones? ¿O los organizadores del servicio prometieron cosas que al final no pudieron cumplir?
La respuesta parece estar en algún punto intermedio. Al final, el servicio sólo sería viable si hubiera suficientes cargadores implicados y deseosos de transportar su carga a través de Irán. Dado que los cargadores se echaron atrás, sería imposible poner en marcha el tren sólo para uno o dos clientes. ¿Fue la falta de comunicación un factor que empeoró aún más las cosas? Parece que sí, sobre todo porque hay política de por medio, y el debate no sólo afecta a los negocios como de costumbre. Por ahora, con el statu-quo actual, el tren ITI sigue en suspenso y pasará algún tiempo hasta que vuelva a los titulares.
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