Estallan los disturbios en Atenas tras el accidente ferroviario de la semana pasada
Casi una semana después del trágico accidente ferroviario en Grecia, el pueblo griego sigue expresando su decepción, sus temores y su rabia contra las instituciones consideradas responsables. El domingo 5 de marzo, grupos de manifestantes tomaron las calles de Atenas y luego se concentraron frente al Parlamento griego, provocando un enfrentamiento con la policía. Mientras tanto, el número de víctimas se elevó al menos a 57, y se estima que el recuento de muertos podría alcanzar las 70 personas.
Según Al Jazeera, a las protestas asistieron unos 12.000 estudiantes y trabajadores ferroviarios. Algunos manifestantes lanzaron cócteles molotov contra la policía y prendieron fuego a contenedores de basura. La policía respondió con gases lacrimógenos y granadas de aturdimiento, lo que provocó la dispersión de los manifestantes. Por otra parte, los trabajadores ferroviarios han iniciado paros rotatorios desde la semana pasada para denunciar la falta de inversiones en la infraestructura.
La dinámica y las consecuencias del accidente
El desastroso accidente se produjo poco después de la medianoche del 1 de marzo cerca de la ciudad de Larissa. El accidente afectó a un tren de pasajeros que viajaba de Atenas a Salónica y en el que viajaban unas 350 personas. Justo antes del desfiladero de Vale of Tempi, se produjo un choque frontal con un tren de mercancías. Al parecer, ambos trenes circulaban a gran velocidad. Aún se desconoce el número total de víctimas mortales, y los equipos de rescate trabajan incansablemente para localizar a los supervivientes y sacar los cadáveres de los vagones destrozados.
Entre las repercusiones inmediatas del accidente se encuentra también la dimisión del ministro griego de Transportes, Konstantinos Karamanlis, quien explicó que no puede seguir en el cargo después de que se perdiera tanta gente. Además, mencionó que lo hace para asumir la responsabilidad de los errores de los gobiernos pasado y presente, que condujeron a esta tragedia.
Poco después del accidente, el jefe de estación de Larisa, de guardia para la gestión del tráfico cuando ocurrió la tragedia, fue detenido e interrogado por la policía griega. Según sus palabras, el accidente se debió a un «mal momento», ya que, por error, pidió al tren de pasajeros que cambiara de línea sin darse cuenta de que un tren de mercancías también transitaba por la misma vía. Como consecuencia, pocos minutos después, los dos trenes chocaron.
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