¿Quién ganará la apuesta de la conectividad Asia Central-India?
Hace unos días, los presidentes de cuatro países de Asia Central se reunieron con el primer ministro indio. Elogiaron las posibilidades de transporte y logística entre los países, pero lamentablemente no se elaboraron planes concretos.
En la reunión participaron los presidentes de Kazajstán, Kirguistán, Uzbekistán y Turkmenistán. «Los líderes hicieron hincapié en que los proyectos de conectividad merecen una atención prioritaria y podrían ser un multiplicador de fuerza para la cooperación comercial y económica y los contactos entre países y personas», afirma el Ministerio de Asuntos Exteriores indio.
Por su parte, Kassym-Jomart Tokayev, presidente de Kazajstán, propuso «considerar la posibilidad de establecer un consorcio interregional de transporte y logística, una estructura que facilitaría la coordinación de las políticas nacionales en relación con la carga plena y mutuamente beneficiosa de las rutas de transporte hacia India, el Mar Caspio y el Golfo Pérsico».
Podría decirse que tales iniciativas y debates son un paso inicial hacia el establecimiento de rutas de transporte como el Corredor Internacional de Transporte Norte-Sur (INSTC) y su plena puesta en funcionamiento y a disposición del mercado. Sin embargo, otros argumentarían que la región necesita soluciones concretas para hacer frente a problemas ya conocidos.
Necesidad de actuar
El INSTC es noticia desde que el pasado verano el primer tren procedente de Finlandia lo utilizó para transitar hasta la India. No es un proyecto nuevo, ni un corredor nuevo, pero es una ruta que se enfrenta a muchos problemas. La mayoría de ellos son de índole geopolítica -véanse las sanciones de Estados Unidos a Irán y la inestabilidad en el Cáucaso-, pero también es crucial la insuficiencia de infraestructuras en los países participantes.
En la reunión entre los países se presentaron algunas propuestas interesantes. India propuso que el puerto de Chabahar se incluyera en el marco del INSTC. Turkmenistán recomendó lo mismo para el puerto caspiano de Turkmenbashi. Las partes implicadas acogieron favorablemente la idea, que sin duda ofrecería excelentes posibilidades de conectividad, sobre todo teniendo en cuenta que algunos de los destinos del corredor son prácticamente inaccesibles.
La propuesta de Kazajstán de crear un consorcio interregional que se centrará principalmente en las conexiones, en las que el transporte de mercancías por ferrocarril ocupará un lugar destacado, también constituye un avance positivo. Sin embargo, «considerar la posibilidad» de hacerlo podría no ser suficiente. Todos los países mencionados son conscientes del enorme potencial de un enlace entre India, Asia Central y Rusia. Y lo que es más importante, el propio mercado lleva mucho tiempo exigiéndolo.
Los cuellos de botella son particulares y precisos, así que es de esperar que el hecho de que se añadan nuevos destinos en el INSTC sea un paso hacia su resolución.
China mira a los puertos persas
Simultáneamente, China está poniendo sus ojos en Irán y quiere aumentar su presencia en el Golfo Pérsico y sus puertos. Hace unas semanas, abrió un consulado en la ciudad portuaria de Bandar Abbas precisamente con este fin. Su objetivo es apoyar a las empresas chinas que abren sucursales en el puerto de Chabahar o que ya operan allí.
Es esencial subrayar que el puerto de Chabahar es una zona industrial y de libre comercio, lo que significa que no está sujeto a las sanciones estadounidenses aplicadas al resto de Irán, y es apto para el transporte internacional. China está trabajando para utilizar el puerto en su proyecto BRI, mientras que el resto también está examinando sus opciones, excluyéndolo. Los acontecimientos se producirán pronto, pero es cuestión de ver quién hace el primer movimiento y el más inteligente.
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