¿Es el ferrocarril el salvador de las cadenas de suministro mundiales?
Mientras la crisis de los Covid-19 sigue empañando la economía y la cadena de suministro mundiales e insiste la congestión masiva de los puertos en todo el mundo, el ferrocarril podría ser el revulsivo que salve la situación y mantenga intactos los flujos de transporte. ¿Podría ser así? ¿O necesita el transporte ferroviario superar más problemas para lograrlo?
En su discurso de apertura de la Cumbre Europea de la Ruta de la Seda 2021, celebrada en Ámsterdam, Onno de Jong, de Ecorys, dibujó el panorama de la cadena de suministro mundial durante el pasado año, los retos, las posibilidades y las expectativas para el año venidero. Según destacó, 2021 se presenta hasta el momento como un año magnífico, y el ferrocarril podría tener de hecho el «papel de salvador». Sin embargo, hay que evitar algunas trampas.
«¡Sí, el ferrocarril puede salvar las cadenas de suministro!»
Las cifras de 2021 muestran que «los volúmenes están ahí y que ha sido un buen año», explica de Jong. En concreto, fuentes como ERAI y RZD muestran que ha habido un crecimiento sustancial en las rutas de la Nueva Ruta de la Seda que pasan por Kazajstán y Rusia. ERAI proporcionó cifras que muestran un aumento del 30% en los volúmenes a través de Kazajstán entre enero y septiembre de 2021. Los volúmenes totales a través de esta ruta equivalen a 459.000 TEU.
Por otro lado, las cifras de RZD relativas a la ruta rusa son igualmente alentadoras. RZD constató que los volúmenes a través de Rusia aumentaron un 40% para el mismo periodo, lo que significa que equivalen a 782.000 TEU. Teniendo en cuenta estas cifras, «es bastante probable que alcancemos el hito de más de un millón de TEU entre China y Europa este año», destacó de Jong.
Al mismo tiempo, el hecho de que grandes operadores del mercado como Maersk y MSC quieran mantener sus servicios terrestres «de emergencia», como las conexiones ferroviarias AE19 (Maersk) y Taiga (MSC), es indicativo del poder que adquieren el ferrocarril y la Nueva Ruta de la Seda. Estos servicios se pusieron en marcha para responder a la crisis de Covid-19, pero se mantendrán en el futuro. «Que los transportistas marítimos inviertan en el ferrocarril es el indicio más importante de que el ferrocarril es viable», afirma de Jong.
«…pero hay que ser conscientes de que aún quedan problemas por resolver».
No obstante, al ferrocarril aún le quedan muchos kilómetros por recorrer antes de dominar la cadena de suministro mundial, si es que alguna vez lo hace. Por ejemplo, el transporte ferroviario euroasiático se enfrenta a problemas persistentes que siguen sin resolverse a pesar de su fenomenal éxito. En 2021, la congestión y los cuellos de botella eran «el nombre del juego», como dijo de Jong. De hecho, la congestión de los pasos fronterizos, ya fuera por un tráfico superior al previsto o por las estrictas medidas de Covid, monopolizaba el interés de la Nueva Ruta de la Seda.
Simultáneamente, la escasez de equipos se vio agravada por la prohibición de los Ferrocarriles Chinos de exportar sus equipos al extranjero. Es más, los precios aparentemente competitivos que el ferrocarril ofreció este año no muestran la imagen completa, ya que no incluyen los costes adicionales causados por la escasez de equipos.
¿Qué nos deparará el futuro?
En cuanto al año que viene, de Jong explicó que se caracterizará por cuatro tendencias y dos preguntas a las que habrá que dar respuesta. En primer lugar, la situación seguirá siendo la misma en lo que respecta a las tarifas oceánicas, que no se espera que se reduzcan a corto plazo. El segundo pilar que influirá en el mercado es el cambio de papeles y la integración de las empresas, que ahora intentan adquirir sus propios activos y crear sus propias unidades de negocio en los distintos modos de transporte. Esto dará lugar a una mayor competencia.
Además, la inflación y la subida de los precios de la electricidad tendrán un papel crucial en la configuración de la cadena de suministro mundial. Sin embargo, hay algunas noticias positivas procedentes del ámbito geopolítico, ya que hay indicios de que las relaciones entre Occidente y Oriente se están enfriando y abriendo el camino a mejores sinergias.
Por último, las dos preguntas a las que hay que dar respuesta se refieren al ferrocarril: la primera es ¿qué papel tendrá el ferrocarril en la Iniciativa de Pasarela Global de la UE? ¿Se convertirá en una herramienta para lanzar un proyecto igual al BRI de China? La segunda se refiere a la utilidad de las nuevas rutas y pasos fronterizos para sortear la fuerte congestión de la Nueva Ruta de la Seda. ¿Sirven de algo las nuevas alternativas o deben optimizarse las rutas tradicionales? El tiempo lo dirá y quizá la Cumbre Europea de la Ruta de la Seda de 2022 sea el lugar adecuado para evaluar todos los avances.