Poner las antiguas cabeceras ferroviarias al servicio de las futuras necesidades del transporte de mercancías
Las terminales de pasajeros y los antiguos apartaderos de chimeneas son una alternativa limpia y ecológica a la congestión urbana. Según un grupo de expertos, una forma económica de responder a las necesidades de las modernas operaciones de transporte de mercancías podría ser dar un doble uso a los activos de pasajeros y reciclar las antiguas instalaciones. Creen que los clientes también podrían beneficiarse.
En 2050, dos tercios de la población vivirá en entornos urbanos, pero las ciudades no producen nada en realidad, afirma Ed Clarke, Director General de Operaciones Terrestres de la empresa de logística FedEx, que hace un mayor uso del transporte ferroviario de mercancías de lo que la población urbana en general cree.
Es necesario un cambio de política
Clarke intervino esta semana en un seminario en línea organizado por Addleshaw Goddard, especialistas jurídicos de la City londinense, y el Rail Freight Group. En su opinión, un uso más inteligente del ferrocarril podría hacer llegar los paquetes al centro de las ciudades de forma más rápida y fiable.
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La política actual, dice Clarke, empuja los centros logísticos cada vez más lejos, a las afueras de las ciudades, lo que significa que hay más vehículos de reparto en las carreteras de lo que a él le gustaría. La apertura del espacio de carga en las vías férreas podría tener un enorme impacto en la congestión, afirma. La teoría es que, al acortar las rutas de última milla, se necesitan menos vehículos de reparto para satisfacer las demandas de los clientes.
Entregas en el centro de la ciudad por ferrocarril
Ya se están estudiando dos soluciones. FedEx está probando una conexión ferroviaria entre el aeropuerto milanés de Malpensa y el centro de la ciudad. Por su parte, RailFreight.com informó a finales del año pasado sobre los planes para llevar contenedores de mercancías ligeras a la estación londinense de Liverpool Street, en una iteración moderna del servicio de paquetería que antaño era omnipresente en todo el país.
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La colaboración entre Rail Operations Group y los puertos de DP World propone trasladar mercancías del barco a la estación sin recurrir a las concurridas carreteras entre London Gateway y la City. El ejercicio evitaría retrasos en el tráfico y, de paso, tasas por emisiones.
Reutilizar las cabeceras ferroviarias
Reutilizar los activos ferroviarios tiene sentido desde el punto de vista económico, pero no existe una solución única para los problemas logísticos. Construir terminales ferroviarias nuevas, sobre todo en zonas urbanas, puede resultar prohibitivo. Sin embargo, Henri Muirson, director de The Northern Powerhouse Partnership, afirma que existen oportunidades para reutilizar las cabeceras ferroviarias existentes, en gran medida redundantes.
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Señalando el norte industrial de Inglaterra en particular, afirma que hay emplazamientos habilitados como cabeceras de ferrocarril -por ejemplo, antiguas centrales eléctricas- que cuentan con infraestructura ferroviaria que podría reutilizarse. Los antiguos emplazamientos industriales rehabilitados, sugiere, podrían resultar más rentables para los promotores inmobiliarios que los terrenos no urbanizables. Dado que la red ferroviaria se ha construido en torno a instalaciones industriales, como antiguas minas de carbón, cree que ya podrían existir vías para el transporte de mercancías. Si cambiamos los trenes de carbón por los intermodales y los de mercancías ligeras, tendremos una solución lista para la logística urbana.
Infraestructuras perdidas, pero mucho pensamiento lateral
Sin embargo, muchas antiguas minas de carbón han sido reconvertidas para usos industriales ligeros, y en casi todas se ha eliminado la infraestructura ferroviaria. Bilston Glen, cerca de Edimburgo, es un buen ejemplo. El emplazamiento contaba con un extenso trazado ferroviario, que ha sido eliminado en su totalidad. Irónicamente, una empresa de logística por carretera opera en el lugar.
El grupo de expertos coincidió en que existe la posibilidad de perturbar el mercado. Donde hace veinte años había movimientos de carbón, ahora hay infraestructuras y caminos que pueden utilizarse para nuevos movimientos de mercancías. FedEx es sólo un operador dispuesto a intentarlo, afirma Clarke. Todo el mundo está empujando a puertas abiertas, dice, y sólo tenemos que hacer que suceda.