¿Y si ambas partes tienen razón? El caso de los derechos sobre las exportaciones ucranianas
El Consejo Agrario Ucraniano (CAU) hizo un llamamiento a la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural del Parlamento Europeo, solicitando la continuación del régimen libre de derechos aplicado a las exportaciones de productos agrícolas ucranianos. El llamamiento se produjo en respuesta a las afirmaciones polacas de que el país exigirá a la UE el restablecimiento de los derechos de aduana sobre el maíz ucraniano y otros productos agrícolas que entran en el país.
«La cancelación del régimen preferencial para los productores ucranianos en el contexto de la guerra […] es un golpe para la economía del Estado y una amenaza para el futuro de Ucrania», declaró ante la comisión Andriy Dykun, responsable de la UAC.
Por su parte, Norbert Lins, eurodiputado y jefe de la Comisión de Agricultura y Desarrollo Rural, respondió que la UE reconoce el perjuicio que las exportaciones ucranianas libres de impuestos causan al mercado interior polaco. «La exportación de grano ucraniano hace bajar los precios de sus productos, lo que supone un verdadero problema, por lo que buscaremos formas de solucionar este asunto e instrumentos para compensar las pérdidas de los agricultores polacos para seguir ayudando a Ucrania», dijo.
Crónica breve de los derechos
El 19 de mayo, el Parlamento Europeo votó a favor de suspender los derechos de la UE sobre todas las exportaciones ucranianas. La medida se aplicó inicialmente a los derechos de importación sobre productos industriales, los derechos de entrada sobre frutas y hortalizas, y los derechos antidumping y medidas de salvaguardia sobre las importaciones de acero durante un año. Posteriormente, el 4 de junio, el régimen libre de derechos se aplicó a todas las exportaciones ucranianas, incluidos los productos agrícolas, con un periodo de validez hasta el 5 de junio de 2023.
Desde el primer día del nuevo régimen, los productores agrícolas polacos han expresado su preocupación por el resultado de su aplicación. A finales de mayo, Agrounia, un movimiento político agrario polaco, señaló a los medios de comunicación nacionales que ayudar a Ucrania es deseable, pero importar productos ucranianos podría acabar con la producción y el mercado agrícola de Polonia.
No pasó mucho tiempo hasta que esas voces se hicieron más sonoras y exigieron la reintroducción de aranceles aduaneros a los productos ucranianos. A mediados de enero de 2023, el viceministro polaco de Agricultura, Janusz Kowalski, aclaró que, a pesar de las presiones, no se aplicarían aranceles a las exportaciones de grano. Sin embargo, destacó la posibilidad de introducir aranceles sobre el maíz y otros productos. «Persuadiré a todo el gobierno polaco para que proteja los intereses de los agricultores polacos y exija a la UE la financiación de las infraestructuras de los almacenes o compensaciones a los agricultores que sufran pérdidas por razones geopolíticas», declaró a los medios polacos.
De hecho, Kowalski tiene previsto presentar una petición oficial a los ministros de Agricultura del Consejo de la UE el 30 de enero. También afirma que Polonia contará con una coalición de otros Estados, como Eslovaquia, Hungría, Rumanía y Bulgaria, que respaldarán su petición.
¿Un fiasco o un riesgo calculado?
El hecho de que la preocupación por el impacto que las exportaciones ucranianas libres de impuestos tendrían en los mercados nacionales de la UE se planteara bastante pronto, combinado con la admisión por parte de la UE de que el régimen perjudica a los agricultores polacos, es posiblemente indicativo de dos escenarios.
El primer escenario podría hablar de un fiasco político total. La UE era perfectamente consciente del impacto que una medida de liberalización de este tipo podría tener en los mercados agrícolas europeos pero, a pesar de ello, aplicó la decisión en un intento de aliviar a Ucrania durante los críticos primeros meses de la guerra. Se podría culpar a la UE de un error de cálculo que dejó a los agricultores en apuros en Polonia y al gobierno polaco buscando una solución drástica.
Pero, por otro lado, también podría tratarse de un riesgo calculado. Es difícil imaginar que la UE no tuviera en cuenta los posibles inconvenientes a la hora de aplicar tal decisión. Después de todo, esa es la razón por la que el periodo libre de impuestos se aplicó durante un año y no indefinidamente, o al menos hasta el final de la guerra.
Las soluciones de emergencia a veces implican asumir riesgos, y éste podría ser un riesgo que la UE estaba dispuesta a correr. Sin embargo, ahora se encuentra en un dilema. ¿Qué ocurre cuando ambas partes tienen razón? Teniendo en cuenta los esfuerzos realizados por las empresas de transporte y el transporte de mercancías por ferrocarril en los últimos meses para mantener en marcha las exportaciones ucranianas y el futuro potencial de transporte que podrían tener los corredores de exportación establecidos, la UE debería analizar en profundidad la petición polaca y, posiblemente, encontrar una solución intermedia que ayude a ambas partes.
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