La RTE-T 2013-2020 ha superado la prueba
El proceso de planificación y toma de decisiones de la RTE-T ha sido eficaz para ayudar a la UE a avanzar hacia unas infraestructuras eficientes. Sin embargo, los objetivos de mayor sostenibilidad y mayores beneficios para los usuarios aún requieren mucha atención.Esta es la conclusión de la Comisión Europea en su evaluación de siete años de RTE-T. La evaluación se publicó el 26 de mayo de 2021.
Esta evaluación se llevó a cabo casi a mitad de camino entre la fecha de inicio del Reglamento de la RTE-T en 2013 y el primer hito clave de la política de la RTE-T: la finalización de la red principal en 2030. Se evaluó en qué medida los esfuerzos de aplicación realizados hasta la fecha han dado los resultados y beneficios esperados, y si la aplicación va por buen camino para cumplir los hitos de 2030 y 2050. También se examinó si los objetivos y las normas y requisitos conexos siguen siendo pertinentes y coherentes a la vista de las ambiciones medioambientales de la UE.
Éxito de la RTE-T 2013-2020
Con el nuevo Reglamento de la RTE-T de 2013 se produjo un cambio de orientación: se pasó de un enfoque basado principalmente en proyectos prioritarios a un enfoque de red completa. Según la evaluación, el cambio se produjo sin problemas y no interrumpió el desarrollo continuo de las infraestructuras de transporte.
Los proyectos clave (sobre todo los antiguos proyectos prioritarios, a menudo en ubicaciones geográficas clave) siguieron siendo elementos vitales de una red europea global. La atención adicional prestada al aspecto funcional de la red, a través de una amplia gama de normas y requisitos comunes, reforzó el vínculo entre los objetivos de la infraestructura y la política de transportes, así como la calidad del servicio. Todo esto sugiere que la política de la UE en materia de RTE-T 2013-2020 logró apoyar el desarrollo de la infraestructura necesaria para que la UE cumpla sus objetivos más amplios en materia de política de transportes.
Trabajo por hacer
Sin embargo, los retos a los que se enfrenta la organización del sistema de transporte europeo, incluida la presión para alcanzar objetivos climáticos ambiciosos, acelerar la digitalización del transporte y satisfacer las cambiantes expectativas de los usuarios, impondrán una demanda cada vez mayor a la política de la RTE-T hacia 2030/2050.
Centrarse únicamente en la recalibración de determinadas normas o requisitos no sería suficiente para alcanzar los objetivos generales de ecologización, digitalización y cambio modal; en su lugar, es necesario un enfoque de red integrada centrado en la interoperabilidad y el aumento de la eficiencia, al tiempo que se abordan todas las deficiencias, según la evaluación. «Esto nos ayudará a cumplir los objetivos e hitos establecidos en el Pacto Verde Europeo y la Estrategia de Movilidad Sostenible e Inteligente».
Hacia 2030
La evaluación también subraya la necesidad de realizar una evaluación exhaustiva de los avances en la ejecución de los proyectos, en particular los situados en la red básica, que deberían estar terminados para 2030. Esta evaluación permitiría identificar posibles medidas para garantizar la finalización de la red a tiempo y en consonancia con las normas de la UE.