El cinturón de seguridad y el airbag del maquinista podrían ser una realidad en el Reino Unido
Las medidas de seguridad de las cabinas podrían sufrir cambios radicales, y podría ajustarse la construcción de movimientos de tierra cerca de las vías. Todo ello a raíz del accidente mortal ocurrido en el noreste de Escocia en el verano de 2020. La Rama de Investigación de Accidentes Ferroviarios (RAIB) ha publicado un informe con veinte recomendaciones de gran alcance, entre ellas cinturones de seguridad para los conductores y airbags, medidas inéditas en la industria ferroviaria del Reino Unido.
Escocia y el Reino Unido se vieron conmocionados por un accidente en agosto de 2020, cuando un tren de pasajeros ligeramente cargado descarriló en un corrimiento de tierras al sur de Aberdeen, tras una tormenta extrema de verano. En el descarrilamiento murieron un pasajero, un guarda de tren y el maquinista, y quedó destrozada una composición ferroviaria recién puesta en servicio para ScotRail, el operador regional de pasajeros. La RAIB, el organismo oficial de vigilancia del Reino Unido, ha sido minuciosa en su respuesta y ha formulado una veintena de recomendaciones críticas en su informe publicado hoy.
Investigación detallada
Las circunstancias del accidente estuvieron enmarcadas por una fuerte tormenta que había interrumpido los servicios en todo el país en las veinticuatro horas anteriores. El tren descarrilado fue uno de los primeros en intentar circular tras la lluvia y varias inundaciones. El punto del descarrilamiento se encontraba en una profunda trinchera, de más de un siglo de antigüedad, y sólo recientemente acondicionada en la última década.
La modelización realizada por la consultora de ingeniería AECOM, que trabajó por encargo de la RAIB, indicó que el diseño del sistema de drenaje de Carmont, de diez años de antigüedad, habría sido capaz de acomodar con seguridad el flujo de aguas superficiales que se produjo en la mañana del 12 de agosto de 2020 sin provocar el arrastre de grava por la zanja de fuerte pendiente hacia la vía.
Desviación de las obras no notificada al organismo de infraestructuras
Sin embargo, tal y como se destaca en el informe de seguridad
la empresa contratada para construir el desagüe, Carillion, no llevó a cabo la construcción de acuerdo con los requisitos del diseñador. En consecuencia, el sistema de drenaje no pudo funcionar como estaba previsto durante la tormenta del 12 de agosto de 2020. Se trató de un fenómeno meteorológico extremo, que fue objeto de una amplia cobertura mediática en su momento, y que llevó a cuestionar la capacidad de las infraestructuras nacionales para hacer frente a las exigencias de un tiempo cada vez más frecuente y violento que, según los científicos del clima, podemos esperar en lo que queda de siglo.
La diferencia más significativa entre el diseño original del sistema de drenaje y la instalación final fue la construcción de un terraplén (una barrera de tierra) que atraviesa el talud en dirección al ferrocarril y es perpendicular al desagüe. Este terraplén, que se construyó fuera de los terrenos de Network Rail, tuvo el efecto de desviar una gran cantidad de agua hacia un barranco, de modo que toda ella llegaba al desagüe en el mismo lugar, aumentando así la propensión al lavado del relleno de grava. La RAIB no encontró pruebas de que la construcción del terraplén hubiera sido notificada a Network Rail o al diseñador.
Seguridad del material rodante
Gran parte del informe y las conclusiones de la RAIB critican la aparente desconexión entre los contratistas y el «ejecutor final», que en la mayoría de las veinte conclusiones es Network Rail. Carillion, que podría haber sido considerada culpable en otras circunstancias, ha sido liquidada. La quiebra de la empresa, de la que se informó ampliamente en su momento, causó importantes trastornos en varios proyectos nacionales de infraestructuras, incluidas muchas operaciones de la red ferroviaria.
Para la comunidad del transporte de mercancías son de vital interés los resultados, que suscitan preocupación por el nivel de seguridad del material rodante implicado. El tren era un «tren de alta velocidad» recientemente renovado y reutilizado, una unidad diésel de la década de 1970 que, hasta hace poco, era el pilar de los servicios exprés de pasajeros tanto en la Great Western Main Line, entre Londres y el suroeste de Inglaterra y el sur de Gales, como en la East Coast Main Line, entre Londres y Edimburgo y hacia el norte hasta Aberdeen, donde, en trágica ironía, tuvo lugar el accidente. Se espera que las unidades HST sigan en servicio durante algunos años, como trenes regionales de pasajeros y como vehículos logísticos ligeros de alta velocidad.
Airbags y cinturones de seguridad en la cabina del conductor
Más radicalmente, el informe destaca la muerte del conductor y el papel que puede haber desempeñado la mejora de las medidas de seguridad de la cabina. La RAIB ya había planteado esta cuestión anteriormente, pero propone que se reconsideren medidas como los cinturones de seguridad y los airbags.
La posibilidad de retroadaptar las cabinas con tales dispositivos puede ser difícil de cuestionar desde un punto de vista puramente de seguridad, pero la aplicación de tales medidas sería mucho más un reto de ingeniería. Sin embargo, dada la lista de preocupaciones suscitadas por este accidente mortal, afortunadamente poco frecuente, el debate vuelve a estar muy presente.