Las grandes empresas apuestan por el ferrocarril, esta vez en Bulgaria
Maersk lo ha vuelto a hacer. Ha puesto en marcha un servicio ferroviario intermodal semanal en Bulgaria que conecta el puerto de Burgas con Plovdiv y de ahí a Sofía. El servicio atiende a dos grandes clientes: Jysk Bulgaria, una sucursal de la cadena minorista danesa, y Mondi Papers, una empresa de envases y papel.
El nuevo servicio intermodal cubre el tramo Burgas-Plovdiv por ferrocarril, mientras que el transporte de mercancías hacia Sofía se realiza con un corto tramo por carretera. Integra el ferrocarril en la cadena de suministro de las empresas, conectando Burgas con el depósito ferroviario de Plovdiv y luego directamente con sus almacenes y depósitos. El servicio suprimirá 40 kilómetros de tránsito entre los destinos y reducirá dieciséis veces las emisiones de CO2.
Como Ikea
El ejemplo de Jysk y Mondi Papers, que recurren al transporte ferroviario para una distancia relativamente corta, no es el primero que pone en práctica Maersk. La empresa de logística y transporte tenía el mismo plan en España. En colaboración con Ikea, puso en marcha un servicio intermodal entre el puerto de Barcelona y la terminal de Taraggona por ferrocarril y más adelante hasta el centro de distribución de la empresa en Valls por camión.
Como se ha mencionado en el caso de Ikea en España, es vital que las corporaciones mundiales entren en el mercado del transporte ferroviario incluso para distancias cortas. La adquisición de este tipo de clientes por parte del transporte ferroviario se traduce en dos cosas: en primer lugar, el ferrocarril se está ganando la confianza de los cargadores y los grandes clientes por su eficacia y competitividad. En segundo lugar, se está produciendo un cambio cultural en la mentalidad de los cargadores importantes, que ahora buscan formas alternativas de transporte en lugar de limitarse al transporte por carretera.
Lo mismo cabe decir de Jysk y Mondi Papers en Bulgaria, también porque la cuota del transporte ferroviario de mercancías en el país es bastante limitada. Como subraya Maersk, el sector del transporte de mercancías búlgaro está muy dominado por la carretera. A pesar de que el ferrocarril intentó cambiar la situación a mediados de la década de 2000, el escaso mantenimiento de las infraestructuras y las bajas velocidades de la red desplazaron a muchas empresas hacia el transporte por carretera.
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